viernes, 6 de julio de 2012

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La maté, no me da vergüenza decirlo, la maté con mis manitas, así todas flacas y débiles como las vez la maté bien fuerte, no la dejé ocupar éste mi espacio ¡Mío! y ¡Sólo mío! agarré un cuchillo y la partí en cachos y es que se lo merecía,chillaba y mentía a la menor provocación, hasta parecía que disfrutaba cada lágrima que derramaba como si fuera algo normal así como cuando me saludas y automáticamente me das un beso en la mejilla.

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